Tenías una camisa a cuadros de color rojo. Y yo tenía ganas
de comerte. Vos hablabas de cosas importantes. Entonces yo callaba. Pero igual,
tenía ganas de comerte. Era tu casa, no la mía. Y era tu piel, tu voz, tus
ojos, tus labios, tu mirada, tus silencios...
Y mi hambre.
Imagen: Martín Burgos
Sueño: V.