miércoles, 8 de febrero de 2012

Unos ojos y un acantilado

... llevaré luego a los poetas en el autobús, porque espero que un verso soporte mejor lo que no aguanta un párrafo; porque quizás entre el vendaval de las conversaciones sea más fácil pillar metáforas que hilvanar ideas. Y así voy descubriendo que el mío será un pensamiento metafórico, es decir, analógico. La metáfora es la analogía entre dos cosas, entre dos conceptos que no tiene una relación directa o que de entrada no hay por qué relacionar. Unos ojos y un acantilado. El hambre de la gente y la dentadura de Franco.
No leeré para entender lo que dicen los autores, sino para entender a través de ellos; para atravesar sus frases como agujeros de gusano...
Y así es como terminaré de nuevo con la frente pegada al traqueteo de la ventanilla; buscando en la calle la poesía que el ruido de la vida no me deja arrancarle a los libros, y anotando en los márgenes unas palabras sueltas con la letra temblorosa por los adoquines.

Javier Pérez Andújar, "Paseos con mi madre", Tusquets.